¿Alguna vez se ha quejado? ¿Alguna vez ha tenido cerca a alguien que solo permanece en una actitud de queja y no parece tener alegría por nada?
Lo más probable, es que si ha experimentado estas situaciones que menciono, piense que es muy incómodo estar cerca de alguien que solo se queja y que nunca tiene ánimo de celebrar nada ni alegrarse por nada. Sin embargo, cuando somos nosotros los que por alguna razón nos quejamos nos parece muy lógica nuestra queja, nuestro enojo o desánimo. En momentos así podríamos escribir un libro de todo lo que nos parece desalentador. El Salmo 106 describe al pueblo de Israel en su travesía por el desierto y cómo Dios los libró muchas veces.
“1 ¡Aleluya!¡Alabemos al Señor, porque él es bueno, porque su misericordia permanece para siempre! 2 ¿Quién podrá contar las grandes obras del Señor? ¿Quién podrá cantar sus alabanzas? … 12 Entonces tu pueblo creyó en tu palabra, y con alegría te cantaron alabanzas” Salmo 106
Mientras el pueblo manifestaba FE, era capaz de alabar, de disfrutar la bendición y provisión. Cuando olvidaban lo que Dios era capaz de hacer y miraban al problema comenzaban a pecar y a alejarse de Dios. Esto nos enseña una gran verdad. Cuando adoramos a Dios estamos reconociendo quién es El, estamos reflexionando en su naturaleza y por eso queremos cantarle, llorar, imitar sus atributos y personalidad. Al alabarle entonces reconocemos y recordamos sus obras. Cuando tenemos una actitud de alabanza hacia Dios, no importa en qué circunstancia nos encontremos, nuestra boca cuenta sus hechos, nos alegramos y consolamos en relatar las grandes maravillas que Dios ha hecho. Conocer a Dios y tener intimidad con Él son fuente inevitable de alabanza; sino conocemos los hechos gloriosos de Dios no podemos celebrarlo, no podemos admirarlo, no sabemos de su poder infinito. La alabanza brota de un corazón que conoce a Dios y su Palabra, por lo que cree y confía en Dios. Este tipo de alabanza nos abre una puerta para agradar a Dios. Si a Dios es imposible agradarle sin fe, tal como vemos en la carta a los Hebreos, ¡entonces tener fe al punto de manifestarlo en una vida que le alaba nos da acceso para poder tener una relación con Dios en la que podemos ser sus amigos y agradarle! ¡Aleluya!
Hebreos 13 resume como debe vivir un cristiano que fue lavado por la sangre de Jesús, que tiene al Espíritu Santo ayudándole, que cada día Dios le renueva su misericordia y que vive de paso en esta tierra porque va camino a una patria celestial donde vivirá con su Hacedor por siempre. ¡¡¡Aleluya!!!
Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre. He 13:15
Hoy es parte de ese siempre. Hoy es un buen momento para recordar el amor, ayuda y provisión de Dios sobre nuestras vidas. Tanto nos amo que entrego a su Hijo por nosotros.
¡Hoy es buen momento para creer y alabar!
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